domingo, 26 de marzo de 2023

 La sombra del mediodía cenital




Pequeños, al descubrir por vez primera la inseparable acompañante, se disparan sensaciones y emociones indescriptibles con su presencia. Se incrusta en las plantas de los pies con la primera bocanada de aire y luz, y de por vida nos persigue. No se llega solo, la efímera gemela nos hace dúo. Despierta con nuestro primer destello de conciencia y se visibiliza completamente definida al son de la presencia de nuestro astro rey, quién se encarga de alargarla y encogerla en sus salidas y ocasos, acortarla y desaparecerla en plenos mediodías. Es la misma de siempre, aquella que encierra nuestra figura, la que no se desprende, esa que juega a redefinir el contorno, a encorvarlo y sacudirlo al son del pabilo radiante de la penumbra, de la Luna y el Sol; la que se esfuma con Venus y las estrellas. Esa que sin masa definida la gravedad la tumba y los fotones la esfuman. La que vamos encerrar en nuestro interior por un instante el próximo mediodía cenital.

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